martes, 24 de mayo de 2022

ELOGIO AL NARRADOR, ENHORABUENA AL CREADOR DE AZUL.

 


Por Héctor Manolo Gonza Rivera.

Conozco a Segundo Gamonal Calle (Chalo para los amigos), desde hace varios años y con él, hemos compartido en el trajín de nuestro trabajo, infinidad de viajes y conversaciones. Aquí las palabras: viaje y conversación, son una simbiosis de invitación a la risa y el buen rato. Pues Gamonal tiene el talento del narrador.  Así que un viaje de muchas horas se resume en un transeúnte de relajo, jolgorio, picardía y fantasía. Es Gamonal, un excelente compañero de viaje y un permanente creador de imágenes e historias.

Fue precisamente en uno de esos viajes, que un maestro de escuela (lo recuerdo con una nitidez casi fotográfica), nos contó la historia del niño que se ponía de color azul cuando sus emociones eran alteradas, esto debido a un problema del corazón y nos contó también de su temprana muerte y la huella que dejó en el grupo de compañeros, docentes y comunidad; poniendo énfasis en lección de cuan poco estamos preparados como escuela para atender a la diversidad y en contraste lo gratificante que es ganarse el corazón de estos niños.  Fui testigo presencial de como Segundo con un brillo creador en sus ojos dijo: “voy a escribir de esta historia”.  Gamonal echó al mundo sináptico de la creación algunas preguntas creadoras: ¿cómo habrá sido el nacimiento de este niño? ¿cómo habrán sido sus primeros días? ¿Cómo habría sido la vida de su madre, de su familia, de su pueblo? ¿Qué habría pasado cuando llegó a la escuela? ¿Cómo? ¿Qué? ¿Cuándo? Las respuestas a estas preguntas llevaron a nuestro amigo narrador a intrincarse en lo recóndito de la imaginación y la creatividad, y construir una explicación novelada de la historia del niño azul y le bautizó a su creación con el nombre natural de “Azul”.

Esta novela corta, es el último trabajo de Gamonal y en ella, al igual que en sus relatos y en sus cuentos anteriores, aparece magistralmente el narrador. Pero no el narrador complejo, elitista y rebuscado, sino más bien el narrador fluido, el mismo narrador de las conversaciones ocasionales, de los viajes festivos, del trato amical. Pero esta vez le acompaña no solo el don de narrador, sino que asistimos a darle la bienvenida al creador. Al mismo que mezclando allá y acá, tomando los nombres de sus conocidos y atribuyéndoles características de otros para ir construyendo personajes: Estela, la madre de Azul; Don Afranio, el padrastro de Azul, que podría decirse son los personajes principales. En torno a ellos un mosaico común de personajes, los propios de un pueblo rural (del cual no nos dice el nombre), con sus calles únicas y polvorientas, con su escuela tan acogedora como compleja, con su abandono y sus aspiraciones.

El narrador va contando la historia de azul, en los pasos que han ido configurando su presencia y su actuación y lo hace desde la mirada del que ve los acontecimientos de cerca, por momentos se introduce en la historia con sentencias y aclaraciones; sí, también con opiniones. Con su texto va contando la historia de un personaje, pero no deja de señalar algunos problemas a manera de denuncia. No. No es denuncia política ni social. Es pedagogía, es enumerar mediante el transito cotidiano de la vida de Azul esas cosas que muestran las carencias, el sufrimiento, las contradicciones y las aspiraciones del poblador común. De este poblador del cual él creador se ha nutrido durante su vida como maestro rural y como funcionario de educación y que le ha enseñado que hay temas en los que nadie es responsable absoluto y todos somos responsables condicionales.

Hay más. Azul nos muestra la tragedia de nuestra escuela, más evidente aún, cuando se trata de educar en la diferencia, de atender la diversidad. Nuestro desconocimiento de las distintas realidades de los estudiantes, de sus saberes, de su historia. Gamonal lo recogió de un maestro y lo comparte con los demás: maestros, padres, sociedad, autoridades, invitándonos a mirar esta realidad y buscar transformarla con políticas, pero sobre todo con actuaciones. Azul, puede ser cualquiera de nuestros estudiantes y sus maestros podremos ser también cualquiera de nosotros ¿cuánto sabríamos de Azul, de su enfermedad? Ayuda mucho darle amor (que es básico) pero también podemos hacer más, ser curiosos y buscar explicaciones y prever consecuencias. Ponernos en el lugar del otro antes que sean los efectos de su enfermedad los que nos enrostre lo poco precavidos que estábamos respecto a ellos. Pero Azul, como todos los niños que atiende nuestra escuela, son también ese gancho al corazón que necesitamos para acudir a nuestra humanidad.

He querido escribir estas líneas para saludar al creador y al narrador, que nos regalan este hermoso texto. Auguro que se vendrán otros trabajos en los que irá madurando literariamente cada vez más. Solo me queda decirle amigo, que va por buen camino. A los que me lean, les recomiendo adquirir este nuevo libro de la literatura ayavaquina: deléitelo, compártanlo y critíquenlo, Nuestra narrativa requiere de ello para ir creciendo y adquiriendo forma propia.  Siendo así los invito a subirse a este viaje con Segundo Gamonal y preparen el oído para una excelente narración.

Descargar

UN POEMA LLAMADO EFRAÍN RÍOS

      Por, Héctor Manolo Gonza Rivera. Traigo algunas ideas para compartir. Sobre la sabiduría, la esperanza, la humanidad y el amor.   ...