lunes, 11 de mayo de 2020

LOS CUENTOS SIEMPRE SERÁN PODEROSOS/ Leyenda del Palo Santo y otros árboles



Cuéntame un cuento, sonó la voz de Leticia, dirigiéndose a su padre. ¿Un cuento? Pensó éste. Y por primera vez en su vida reconoció que nunca había sido bueno narrando cuentos. Podía contar un chiste, granjear una broma a sus colegas de escuela. Podría, quizá, hasta ser gracioso con gestos exagerados. Pero nunca había contado un cuento. Cuéntame un cuento, repitió la niña, esta vez ya un poco insistente. Veamos, dijo el padre, Te voy a narrar una historia que cuenta la gente de la frontera de Ayavaca, sobre la historia del Palo Santo y otros árboles que un día se encontraron con Dios, Empieza papá, empieza, dijo la niña y se acomodó en la cama mirándolo fijamente.
Cuentan que cierta vez Dios salió de paseo, (empezó a narrar, intentando dar la impresión que sabía lo que decía) vestido de mendigo y sin poderes, pues siempre los dejaba en casa cuando salía a caminar por la tierra. Mientras paseaba cerca de un bosque notó que alguien lo espiaba, lo cual le preocupó mucho, pues sin poderes estaba indefenso. Estando en estos pensamientos vio que el diablo, que era quien le observaba, le empezaba a perseguir. Dios notó las intenciones de su eterno enemigo y se puso a correr a campo abierto. No nos imaginamos que sucedería si el diablo lo alcanzaba. Corría, corría y corría, ahora hacia abajo, ahora por aquella cuesta y ahora por la ladera. Ya estaba cerca el diablo, ya estaba a un paso, Dios corría y ya el diablo estaba nuevamente lejos, o nuevamente cerca, pero ellos corrían y corrían.
Cansado, Dios, se detuvo frente a un árbol y le dijo, Por favor ayúdame, escóndeme entre tu tronco porque el maligno viene tras de mí. El árbol le mira. No tenía el suplicante, facha de alguien importante y de manera despectiva le contestó, Vete, no ves acaso que espantas los admiradores que tengo, todos quieren estar junto a mí, seguramente lo de tu enemigo es un pretexto, vete.
Dios maldijo al árbol diciéndole, Desde hoy en adelante ni las serpientes se te acercarán, todos buscarán alejarse de ti, pues tendrás tantas espinas que serás un peligro. Dicho esto, el árbol quedó todo cubierto de espinas. Faique, es el nombre con el que hoy se conoce a este árbol.
Seguía Dios corriendo, pues el diablo ya lo alcanzaba, vio otro árbol de una cabellera hermosa y fina. Corrió hasta él y le suplicó que lo escondiera, que le diera un espacio para guarecerse, mas este, el árbol de cabellera hermosa le dijo todo molesto, No tengo espacio, en este lugar  sólo entro yo solo y no puedo  compartirlo, vete, vete.
Dios sólo tuvo tiempo para decirle, Si sufres por espacio más gordo te pondrás y ni tú mismo entrarás en ti, así que reventarás. Dicho esto, siguió corriendo. El nombre de este árbol de cabellera hermosa y formas redondeadas, es Ceibo.
Cansados, ambos corrían sin rumbo fijo, sólo corrían. Uno por escapar y el otro por vengarse de siglos de enemistad. Dios vio un último árbol al borde de un precipicio y creyó que quizás lo trataría igual que los demás, por lo que dudó en pedir ayuda, mas antes de abrir la boca para pedir auxilio, el árbol, al darse cuenta del peligro se abrió en dos partes y permitió que Dios entrara en él y se escondiera. En un segundo, Dios desapareció de la vista del diablo. Sorprendido más que molesto se retiró refunfuñando y amenazando quién sabe qué cosas.
Luego de un tiempo, bastante tiempo, el árbol se abrió nuevamente y Dios salió de su escondite. Miró al árbol y lo bendijo diciéndole, Palo Santo serás, pues tienes el olor de Dios y todos desearan estar cerca de ti ya que tu fragancia les dará paz. Este árbol se conoce hoy en día como Palo Santo. Esta es pues la historia de este árbol y de los otros que no quisieron ayudar a Dios.
La niña había escuchado atentamente, la historia de su padre, es más al final ni siquiera interrumpió con sus preguntas. Finalmente dijo algo, Papá si Dios dejó sus poderes en casa, ¿cómo es que pudo convertir a los árboles?
El padre pensó nuevamente. Haber pasado la prueba del cuento era bastante y ahora estaba en una encrucijada de la filosofía.
Bueno, dijo, lo que pasa es que Dios no tenía poderes, pero estaba viviendo en un cuento y los cuentos siempre   serán poderosos.

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